23 enero 2012

Un buen comienzo.

El año empieza bien.
Sabéis esos días en los que uno sale al campo con unos objetivos fijados y llega a casa con la satisfacción de que todo haya salido como esperaba?. Pues eso nos pasó el jueves pasado.,

Aprovechando un día libre de curro, planificamos un día pajarero de lo más completo. Así somos y esto es lo que hacemos. Nos pasamos 10 horas diarias mirando pajaritos en el curro, y cuando libramos cogemos los prismáticos y nos tiramos al campo a buscar más pajaritos. Y nos llaman frikis!! 

Como decía, el día pintaba muy pero que muy bien... o no. Según lo bien que nos fuesen las cosas. Vayamos por partes.

8:15 a.m. Jerez de la Frontera.
Alberto Álvarez y Pablo Barrena (anilladores ambos) nos esperan para una mañana de anillamiento de cernícalos y ratoneros. Lo de los cernícalos parecía más claro, pero lo de los ratoneros... habría que verlo.
Así que nos pusimos en marcha, Bal-chatri armada y a punto.

Hembra adulta de cernícalo capturada para su posterior anillamiento.
La cuestión es, cómo se anillan cernícalos o ratoneros? Pues obviamente hay que capturarlos, y esto se consigue saliendo al monte. Una vez localizado el individuo en su posadero, se coloca una trampa Bal-chatri, que consiste en una pequeña jaula de malla, con un roedor dentro, y en su parte superior una serie de lazos dispuestos para que, una vez atraida la rapaz por la presencia del ratoncillo, al atacar la jaula quede enganchada y no pueda levantar el vuelo. Para ello además hay que lastrar la jaula con una serie de pesos, o de lo contrario el ave podría remontar el vuelo con la jaula enganchada, lo cual resultaría fatal.
La mañana era fría y la cosa empezó regular con un ratonero que, tras localizar el posible desayuno, bajó a inspeccionar la trampa con cierta desconfianza y acabó por marcharse sin picar el anzuelo.
Sin embargo, al tiempo que comenzó a calentar el sol, la cosa se fue animando poco a poco y al final de la mañana el resultado fue de dos cernícalos vulgares y dos ratoneros anillados, lo cual está bastante bien.
Además hay que añadir la tentativa a un ratonero moro -Buteo rufinus- que pudimos ver en un campo agrícola. No cayó, pero teniendo en cuenta que es la segunda vez que veo esta especie, no está mal.
Llegada la hora de comer se disolvió la compañía.

Primer plano de ratonero en mano. El pico abierto es un síntoma de stress.

El plan de tarde fue bien distinto. Después de comer me fui para La Janda, donde un rato antes del anochecer había quedado con Fani y con Sita para ir en busca de la campestre -Asio flameus-. Aunque me dijeron que es un sitio muy bueno para verla, no las tenía todas conmigo, ya que solo la había visto en condiciones en Doñana y porque tenía los sitios controlados.
Sin embargo, las cosas no pudieron salir mejor. Antes de que las mozas llegaran aproveché para inspecionar la zona. NADA. No volaba ni un triste aguilucho. Nada excepto una lechuza campestre preciosa que se dejo ver y fotografiar perfectamente, y que incluso aguantó posada hasta que llegaron las chicas. Al cabo de un rato levantó el vuelo y seguimos prospectando más adelante, para volver a verla a unos cientos metros de distancia del sitio anterior (seguramente era el mismo individuo), mejor si cabe que antes.

Lechuza campestre poco antes de anochecer. La foto está algo falta de calidad al forzar la velocidad y el ISO por la falta de luz.


En fin, que al final del día uno no podía estar sino satisfecho de los resultados obtenidos, y como no, agraecido por la compañía. Como dijo aquel "Turón", al final esto de los pájaros no es sino una excusa para disfrutar de la compañía de un montón de gente fantástica.

1 comentario:

Fani dijo...

Fue una observación increíble, llegamos con el tiempo justo y allí estaba el Fer con la lechuza controladísima, que regalazo!!