27 noviembre 2013

Tabernas y Cabo de Gata.

Cierren los ojos y acompáñenme en un viaje fascinante a través del tiempo y el espacio.
Un viaje hacia tierras no muy lejanas dónde un día hubo un mar. Dónde el fuego fundió la roca, y la tierra, tras el abandono de las aguas, quedó a merced de los elementos que la contornearon a su gusto, creando laberintos de cárcavas y ramblas y esculpiendo formas imposibles.

Un viaje hacia playas de tremenda belleza y acantilados formados a partir de la ceniza volcánica petrificada.

Acompáñenme al único desierto propiamente dicho del continente europeo y a uno de los paisajes costeros más singulares que conoce nuestra geografía.

Acompáñenme a Almería y descubrirán dos de los sitios más increíbles que pueden encontrar en la Península Ibérica. El desierto de Tabernas y el Cabo de Gata.

La pasada semana tuve la oportunidad de realizar una primera toma de contacto con ambos parajes, y ha sido más que suficiente para saber que quiero volver... necesito volver y conocerlos a fondo. 
El Cabo de Gata, mucho más conocido por todos, nunca defrauda. Sus playas y paisajes son sencillamente espectaculares. Pero el desierto... No lo pone fácil. Una visión general (como la que se obtiene desde la autovía que lo parte en dos) no es suficiente. Pide ser explorado. Perderse dentro de sus ramblas y cañones. Investigar dentro de sus entrañas para acabar de descubrir sus secretos. Y yo, esta vez, no he tenido tiempo o no he sabido aprovecharlo.

Pero volveré, seguro.

Estos días, sin embargo, no han sido en balde. Todo lo contrario. He descubierto que hay algo en estos dos sitios que me fascina con tan sólo asomarme a sus puertas. Después de un par de días vagando sólo, haciéndome una idea general de como eran, al final pude asomarme al Cabo de Gata, pasear por las playas de Mónsul y Genoveses, adentrarme en una rambla espectacular dentro del desierto, y trillar Las Amoladeras, las salinas del Cabo y la rambla Morales en busca de aves, esta vez con la mejor de las compañías.

Este pequeño viaje tenía dos propósitos. Acercarme al desierto y al cabo y conocer sus paisajes, y otra componente, como no, ornitológica. Con respecto al primero, estoy más que satisfecho, pero con respecto al segundo, hay una palabra que lo resume: ESPECTACULAR.

DE LOS PAISAJES.

Aquí os muestro algunas fotos de estos días.



Vista general del desierto de Tabernas con Sierra Alamilla al fondo a la izquierda. Durante los primeros días estuvo bastante nublado y llegó incluso a llover, no habiendo en general muy buena luz, aunque a ratos despejaba parcialmente proporcionando unos cielos muy chulos y buenos juegos de luces.

Las fomas de las rocas son infinitas y los colores de las mismas muy variados, según los minerales que contengan. En la foto un primer plano de una roca cubierta de sal.


De nuevo cielos nublados paseando por la playa de Mónsul. Al final de la tarde comenzó a clarear ligeramente filtrándose algunas luces del atardecer y quedando una luz suave pero bonita.


Caminando por Tabernas al final de la semana, ya con el cielo muy limpio y despejado.


Primer plano de un pliegue sobre una pared. Geológicamente es uno de los sitios más interesantes en los que he estado.


Puesta de sol en la playa de Mónsul, con el Cabo de Gata al fondo.


DE LAS AVES.

Partí de Tarifa con 5 objetivos bien claros, y no sólo los conseguí sino que volví con alguna sorpresa más. Las fotos de las aves las incluyo más por su valor documental que estético, pues la mayoría están bastante ampliadas para poder apreciar la especie.

Los primero sitios que tuve la oportunidad de visitar, al poco de llegar, fueron el Charcón de Rambla Morales (en la foto), y las salinas del Cabo de Gata. Ambos muy interesantes para pajarear. El Charcón es uno de los sitios más adecuados para la observación de la escasa Malvasía cabeciblanca Oxyura leucocephala en toda la Península. En la foto, flamencos en el Charcón de Rambla Morales.


He aquí la primera gran sorpresa de la semana. En las Amoladeras, uno de los principales sitios de invernada del Chorlito carambolo en nuestro país, nos encontramos esta avutarda, nada habitual por estas geografías. Permaneció allí hasta que varios días después tuvimos la oportunidad de ver como de pronto decidió emprender el vuelo mar adentro, dejándonos bastante asombrados. Esperemos que haya llegado a algún lado sana y salva.


Collalbas negras sobre un ágave. Esta era otra de las especies que tenía intención de ver... y vaya si las vi!! En el lugar de la fotografía llegué a observar hasta 6 individuos.


Y cómo no, las dos estrellas del viaje. Por encima de las collalbas, los tarros, las águilas perdiceras o la real, y del resto de observaciones del viaje, me quedo con estas dos joyas, observadas la tarde anterior y la misma mañana de mi vuelta a casa. Por lo pelos! Pero al final hubo suerte y pudimos ver este pequeño Camachuelo trompetero tras un paseo por el desierto, y un pequeño bando de Chorlitos carambolos en las Amoladeras.




Y COMO NO, DE LA COMPAÑÍA.... GRACIAS!

Óscar en primer plano y Magda al fondo, en Tabernas.

Magda y Nuka en Genoveses.



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