04 abril 2013

Marruecos: travesía por el Alto Atlas.


Lloviendo. Así empezó nuestra particular Semana Santa por tierras marroquíes. De Tarifa a Tánger en ferry y de allí a Marrakech en coche, lloviendo buena parte del camino.

Los casi 600 kilómetros que separan Tánger de Marrakech me los imaginaba bastante diferentes. No sé..., tal vez algo más... áridos, secos. Pero lo cierto es que la mayoría del paisaje que acompaña de una ciudad a otra no dista demasiado del que podríamos encontrar en algunas zonas de Andalucía o la meseta. Los campos verdes. El relieve suavemente ondulado o completamente plano, algo aburrido. Grandes campos de cereal y ni rastro de las grandes montañas a las que nos dirigíamos.

Para cuando llegamos a Marrakech la noche ya se nos había echado encima y del trayecto de allí hasta Imlil, punto de partida del trekking, poco o nada vimos. Sólo la lluvia a través de los faros de la furgoneta que nos llevaba y que a medida que íbamos ganando altura se iba espesando, pasando a ser agua-nieve.

Así, en medio de una noche cerrada, prácticamente nevando y varias horas después de lo previsto, llegamos a casa de Lahcen, nuestro anfitrión y organizador de la travesía. La llegada no pudo ser mejor. Harira bien calentita (sopa típica marroquí), un guiso de cordero y por supuesto, el té.

A la mañana siguiente comenzaríamos la travesía de 6 días a través del Atlas para acabar subiendo al Toubkal, la montaña más alta del Magreb, con 4.167 m.

Comienza nuestro primer día y aún antes de desayunar la primera imagen de la mañana es toda una inyección de energía. Al abrir las ventanas el día está totalmente despejado y nos encontramos en medio de un valle rodeado de montes nevados, tras la nevada de la noche anterior.

Primera visión de las montañas
Conocimos a Ibrahim, nuestro guía durante estos 6 días, y a Mohammed, encargado de las mulas y la cocina, y nos pusimos en marcha.

El día es un paseo. Todo es nuevo y vamos flipando con el paisaje y los pueblos, así que los primeros desniveles pasan casi desapercibidos. El terreno es árido, pedregoso y casi sin vegetación, pero los fondos de los valles, junto a los cursos de agua, están repletos de nogales y manzanos cultivados por la población local, de origen bereber. Parece que además de estos cultivos, la principal actividad es el pastoreo de cabras y ovejas. Además, algunas familias poseen una o dos vacas, y casi todo el mundo tiene gallinas.

Durante estos primeros 3 días iremos de un valle a otro, subiendo y bajando, atravesando pequeñas aldeas, viendo como funcionan estas comunidades, para acabar cada jornada durmiendo en diferentes pueblos. De Imlin a Tiziane y de allí hasta D'knt. Alojados en casas bereber, tomando té, cenando pronto, durmiendo temprano y madrugando cada día un poco más.

Mezquita de D'knt.

Los paisajes mantienen algunas constantes. Fondos de valle arbolados y aterrazados de color verde intenso. Ríos de escaso caudal pero enormes cauces, esperando a llenarse cuando la primavera avance y derrita la nieve de las cumbres. Pendientes pronunciadas de color rojizo salpicadas de enormes sabinas Juniperus thurifera y algún que otro enebro Juniperus oxycedrus. Más arriba, laderas pedregosas, casi áridas, sin vegetación. Y de fondo, presidiendo la estampa, alguna que otra cumbre nevada.

Sabinar

El tercer día, después de subir por un valle muy bonito remontando el río, llegamos al Refugio Azib Tamsoult (2.250 m.). Un refugio bastante nuevo y cómodo desde donde comenzaríamos nuestra cuarta jornada y una de las más difíciles. Unos 1.300 m. de desnivel inicial subiendo por un cañón muy guapo con una cascada de 35 metros de salto, para seguir ascendiendo poco a poco, atravesando los primeros neveros, hasta llegar a la herradura de Alguezim Tizi (3.550 m.), y desde allí, ya con algunos pasos cramponables*, hasta el Refugio Toubkal. Al poco la figura del Toubkal apareció ante nosotros... guapísimo!! A pesar de los más de 1.500 m. de desnivel total, fue un día incríeble!! 

*Por si hay alguien que no esté familiarizado con la montaña, un paso cramponable es aquel que requiere del uso de crampones para pasarlo. Los crampones son unos dispositivos metálicos que se ajustan a las botas para dotar a las mismas de mayor adherencia en superficies heladas o nevadas.
Vamos, esos pinchos metálicos que lleva la gente cuendo anda por nieve dura o hielo.

Una de las mulas


Vista del Toubkal

Nos quedaban dos días. El primero para subir al Toubkal y el segundo, para subir al Ras (4.083 m.) y al Timezguida (4.088 m.), uno junto al otro, y volver del tirón a Imlil, donde comenzó todo. El tiempo estaba acompañando. En el refugio, a pesar de unos pequeños contratiempos iniciales, pronto estuvimos cómodamente instalados, y a pesar de la cantidad de gente que se junta para subir este mítico pico, hasta este día estuvimos prácticamente solos en la montaña.

Asi pues, preparamos la ropa de abrigo y el material, madrugamos y afrontamos nuestro primer gran ascenso de la travesía. Con un desnivel algo inferior a los 1.000 m. (unas 3 horas de ascensión) y ninguna dificultad técnica, la subida al Toubkal no debiera plantear más complicaciones que las asociadas a la forma física de cada uno. Sin embargo mientras subimos vimos como más de una persona se daba la vuelta, seguramente por problemas asociados a la altitud, y es que entre los 3.000 y 4.000 metros no hay por qué tener ningún problema, si bien es cierto que tampoco es infrecuente que algunas personas sufran mareos y acusen la fatiga más de lo normal.

La primera hora de subida, con bastante pendiente, fue exigente pero la completamos sin problemas. Sin embargo, a partir de ahí el viento comenzó a soplar y convirtió el resto del camino en una experiencia bastante desagradable. Con rachas de al menos 70 km/h, a ratos era difícil mantenerse en pie. Al final, en poco menos de tres horas llegamos a la cumbre, pero el frío y el fuerte viento deslucieron totalmente la llegada.
Afortunadamente Ibrahim estaba con nosotros, y en lugar de bajar por el mismo camino (cosa que hizo todo el mundo), nos guió por el Collado Norte y bajamos por un valle espectacular totalmente solos. Todo lo que no disfrutamos en la subida, lo gozamos en una bajada inolvidable, disfrutando de un paisaje magnífico y apenas sin viento.

Lamentablemente, por culpa del viento, Eli se lesionó una muñeca y fué baja para el día siguiente, por lo que Manu y ella se quedaron en el refugio mientras Javi, Ana, Ibrahim y yo subíamos al Timezguida.

De nuevo madrugón (5:30 a.m.), y bien temprano comenzamos a andar. Esta vez el tiempo acompañó, el sol brillaba y el viento apenas soplaba, por lo que la subida fue guapísima. Al final, un poco por economía de tiempo y un poco por pereza, descartamos la subida al Ras y nos fuimos directamente a la cumbre del Timezguida para admirar desde allí y por última vez, las increíbles vistas de estas grandes montañas.

El grupo en la cima del Toubkal
Bajamos al refugio, comimos allí y todos juntos bajamos andando hasta Imlil, donde nos esperaba un transporte hasta Marrakech, donde apenas estuvimos unas horas (cena y paseo), pero lo suficiente para comprender que algún día no muy lejano volveremos a visitar esta ciudad tan llena de vida.

A la mañana siguiente emprendimos el regreso a Tánger, no sin algún que otro contratiempo, y para cuando llegamo al ferry, todo estaba tal cual lo habíamos dejado. Lloviendo.

Para ver el resto de fotografías del viaje, os invito a ver mi galería en flyckr:

FOTOS MARRUECOS

Para cualquier cosa, espero vuestros comentarios!!

2 comentarios:

Cristina dijo...

Qué pasada!!!
Tiene que haber sido una experiencia súper chula!
Cristina

javi dijo...

Molan las fotos. Valen su peso en oro, ¿lo pillas?