La hora de comer...

Una  de esas actividades típicas en este mundillo de la fotografía de naturaleza es la de "preparar" una carroña para fotografiar a los buitres y otras necrófagas que se presenten.
Uno bien puede surtirse en una carnicería de múltiples desperdicios cárnicos y montarse un dia un hide (escondite), o bien acudir a muladares o corrales de alimentación el día que proceda.

Esto es algo que nunca había hecho y que en su momento estuve muy cerca de hacer en la sierra de Madrid, con unos colegas, pero el plan se me vino abajo precisamente por venirme aquí, a Tarifa.

Tengo que reconocer que, aunque aquella era la oportunidad perfecta para fotografiar buitres negros, desde que estoy en Tarifa, sin necesidad de preparar nada, ya he podido disfrutar de varias "carroñadas" espontáneas. Una de estas, la última que he vivido y sin duda la mejor, me pilló totalmente por sorpresa, pero afortunadamente bien aquipado (llevaba la cámara).

Salía de casa y apenas a un par de kilómetros me encontré multitud de buitres empezando a comerse una vaca recién muerta. Paré el coche, saqué la cámara e intenté aproximame... y he aquí mi sorpresa, lo conseguí si que se levantaran (sólo unos pocos).

Así que, parapetado detrás de unas rocas, empezó la sesión. ESPECTACULAR. Puede que estemos acostumbradísimos a ver buitres a diario por estos parajes, pero tener la oportunidad de verlos comer a unos 15 metros de distancia... eso es otra cosa. Posiblemente es el espectáculo más salvaje que he visto. El ruido es, con perdón, la hostia. Y las peleas entre unos y otros por la comida son muy espectaculares.

La lástima, que llevaba bastante prisa, así que sólo pude quedarme unos 15 minutos, y que no apareciera ningún alimoche. Además era un día con el cielo plomizo y la luz no acompañaba, pero fue toda una experiencia, que ahora os muestro, como siempre, con un puñado de fotos.

Esta salió movida, pero merece la pena ver como se las gastan estas aves cuando lo que hay en juego es la comida.